Conociendo Moquegua

viernes, 19 de junio de 2015

El encanto de Acacollo

Hace mucho tiempo del Cerro Acacollo bajó una señorita en forma de nube. Caminaba lentamente y se acercaba a la casa donde estaba viviendo un joven. Y esa noche había venido tarde a la casa, y cuando estaba por llegar a la puerta se aparece la señorita y él no sabía qué hacer, porque el encanto se acercaba más y más. Corrió a la puerta y de la puerta volteó para ver si estaba la aparición, pero ya no estaba, y volvió a tocar la puerta. Eran las 12 de la noche. Unos han escuchado que lloraba un bebé en ese "callejón de los geranios". Otros, en una piedra grande y larga que hay por allí, encontraron una culebra grande y amarilla. Por eso todo el que no cree, muchos de ellos mueren. El encanto camina como una señorita con vestido rosado, largo, igual a las quinceañeras; mayormente encanta a los hombres y jóvenes. 
Una noche, como a las diez, bajaba de Acacollo la señorita con dirección al taller que se encuentra más abajo del cuartel Mariscal Nieto. Entró directo a la casa. Allí, fue encontrada, sentada sobre la cama, por la señora de la casa. La señora volvió al segundo piso a buscar a su esposo; y cuando bajaron los dos para mirar, ya no se encontraba nadie: el encanto había desaparecido. 
En esa casa la gente no puede dormir en el primer piso, que sólo es un taller de mecánica de carros; solamente duermen en el segundo piso, porque la señorita de Acacollo viene a descansar todos los días en el primero. Ahí siempre está, además las personas pueden desaparecer o volverse locas. 

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